jueves, 14 de marzo de 2013

La actualidad de la Hoodia gordonii a marzo del 2013



La revolución que pareció causar a principios de los años 2000, el descubrimiento de una planta usada por la tribu San en el desierto de Kalahari, hoy está en punto muerto.

Apenas hay estudios de toxicidad en humanos sobre su efecto continuado de uso, y se desaconseja su uso incontrolado, después de tanta prensa escrita en Internet acerca de su efecto supresor del apetito. Prensa escrita, detrás de la cual suelen estar laboratorios ó empresas de origen desconocido que la ofrecen al consumidor, bajo precios astronómicos y sin verificación de su autenticidad.

En diabéticos, por ejemplo, su consumo está del todo desaconsejado. Al ser su efecto una señal nerviosa al cerebro, 10000 veces más potente que la que suministra la propia glucosa, puede dar señal de estar completamente lleno de comida sin haber ingerido nada, lo cual en casos extremos podría conllevar a una hipoglucemia real.

Otra contraindicación es su absoluto desconocimiento de las interacciones ó reacciones cruzadas que conlleva su consumo, respecto a medicamentos ingeridos en casos de problemas cardiovasculares, como es el caso de la warfarina, anticoagulante oral muy recetado para la prevención de formación de trombos.

Su componente activo, el p57, se degrada inmediatamente en el hígado, por lo que incluso se duda de que pueda hacer efecto a largo plazo. La comunidad científica en general, no recomienda Hoodia para combatir la obesidad mórbida, amparándose en que no hay bibliografía al respecto para recomendar su uso.

Sin embargo, la planta Hoodia está en peligro de extinción, y varios gobiernos de África, donde crece, la han con siderado especie protegida con leyes que penalizan su recogida. Para ello la CITES  (The Convention on Internacional Trade in Endangered Species of Wild Fauna and Flora, Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres), dictamina que es ilegal exportar la planta Hoodia de África sin una autorización de la CITES.
También en USA hay regulaciones a la importación y la reexportación de Hoodia y el producto debe ester refrendado por análisis de calidad que afirmen se trata de la planta en cuestión y no de un sucedáneo. En USA hay cuatro laboratorios acreditados para ello.

Aún así, hay un fraude generalizado en la comercialización y el marketing de la planta Hoodia gordonii por afán de lucro, ya que más de la mitad de los preparados que se venden como tal no son de Hoodia gordonii, y no contienen la sustancia que le confiere la propiedad de la supresión del apetito, la p57.

Por ello, quiero resaltar desde aquí, que el producto Hoodia gordoni, no ofrece garantías de que haga perder peso en una ingesta prolongada, y al no haber estudios en humanos acerca de su no toxicidad, se desaconseja totalmente su uso en cualquier revista ó bibliografía científica.

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