La mañana estaba calma.
Tan sólo unos momentos, aprovechando la parada reglamentaria, me estaba fijando en aquella chica rubia estudiante que cada día me encandilaba más. Sus piernas, su esbeltez, un día tenía que atreverme a conocerla...
De pronto una nube de polvo lo invadió todo. Fue de golpe. Un olor a quemado invadía el ambiente.
Un estruendo, ... luego el silencio...
Yo veía gestos de la gente que me rodeaba, y no alcanzaba a ver qué había pasado al fondo de todo, ... el polvo y el humo lo impedían...¡Veía sus gestos, sin oir sus gritos! La gente corría, algunos saltaban por las ventanas.
¡Eso era pánico!...Y chillaban...gritaban, ...caras descompuestas, ...pero...¡yo no oía nada!,...me había quedado sordo del todo. Un mareo me invadió de repente y un dolor en mi cabeza me hizo llevarme las manos a ella,¡sangre!...De mis oídos brotaba sangre!
Me levanté tambaleándome, y me dirigí a la puerta que alguien había accionado y se había abierto...
Sortee a mis pies la chica rubia, ...yacía rota como un muñeco, ...estaba muerta a mis pies...
Alguien me dio la mano para bajar de aquel tren maldito...
Flores de marzo que ya no florecerían más...
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