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Pedrito siempre
recordaba
tener frío en aquel lugar. De la mano de su madre, se
entretenía a veces en mirar enfrente a aquellas masas de
hielo que le quedaban casi a la altura de los ojos, donde la
única otra visión de que disfrutaba en el lugar, era mirar
hacia arriba, y ver a las mismas señoras de muchos días como
hoy.
Pero lo que más le atraía era mirar al frente, hacia el
hielo. Lo que veía ahora mismo, no era nuevo, estaba
moribundo a poca distancia de su cara, y le faltaba la vida
por momentos.
Y lo que más le molestaba de todo, era ver la ignorancia
hacia aquel hecho tan claro, de toda la gente que le rodeaba
en esos momentos. Todos lo veían igual que él, se estaba
muriendo, y nadie hacía nada por evitarlo.
Se fijaba en sus movimientos lentos…. Avanzaba a duras penas
por el hielo, con espuma por su boca, salvaba mal los
desniveles del hielo, y se caía de un lado, … aunque a duras
penas y no sin esfuerzo, se volvía a levantar para seguir su
camino hacia delante…
A veces se levantaba más de un lado,
cómo si de un ser desesperado se tratara, que pide auxilio,
que no sabe porque está fuera de su lugar habitual, allí
sobre el hielo frío, … como pidiendo socorro y auxilio…
Pedrito se lo miraba con los ojos bien abiertos. Tenía la
tentación de echarle una mano, de ofrecerle una mínima
ayuda, … pero se lo impedía el acordarse del último grito y
estirón de manos que recibió de su madre, el día que se
atrevió a hacerlo, … no hace muchos días…¡No podía entender
cómo a un ser tan desgraciado, que se estaba muriendo,
ninguno de los presentes le hiciese el más mínimo caso…!
Aún así, para sus adentros, se armó de valor, ó no pudo
resistir la tentación, quién sabe, y lanzó su mano para
cogerlo…
Lo tocó, estaba frío…, lo llegó a levantar ligeramente de un
lado…apenas se movía ni reaccionaba, era evidente que estaba
en las últimas…
- ¿No te he dicho que no lo toques? - inquirió su madre,
dándole un tirón a la mano del cual llevaba cogido a Pedrito…
La señora que despachaba en aquel puesto de pescadería, se
limitó a sonreirle a Pedrito, al mismo tiempo que tomaba con
su guante de goma aquel cangrejo de río, que huyendo de la
bolsa de red de plástico negra, donde sus congéneres, la
mayoría estaban casi muertos todos, lo devolvía bruscamente
lanzándolo allá donde cayera dentro de la bolsa…
- No se preocupe señora, no es el primer niño que lo toca… Y
éste - señalando la bolsa de red de los cangrejos -, lleva toda
la mañana inquieto escapándose de los demás…
- ¿Usted dirá señora…? ¿Le corto la merluza a trozos?
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Original de richimotard (Ricardo Vidal) recuperado de Ciao con mi nick richi49
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